viernes, 24 de septiembre de 2010

¿Que seguirá después?

La muerte de Mono Jojoy quizás no marque el fin ni la claudicación del movimiento guerrillero de las FARC pero si en su estrategia y movimientos posteriores. Después de sus ataques que cobraron intensidad en el inicio del gobierno de Santos, es díficil concebir que vuelva a establecer el mismo derrotero en la totalidad de sus acciones ya sean armadas o diplomáticas.

El declive de las FARC se ha dado durante los últimos 0cho años de una manera sí bien lenta, con características que pueden tildarse de dramáticas e incluso plagadas de anécdotas a menudo impresionantes (vease el asesinato de un líder guerrillero por parte de sus subordinados donde fue cercenada su mano) . El envilecimiento del grupo armado que se dió a mediados de los 90 siendo un huérfano de la corriente socialista y la dispersión realizada por el ataque a casa verde en 1990 que modificó su estructura interna, además de su contacto total con el negocio del narcotráfico lo convirtió en una institución que pudo albergar incluso decenas de miles de integrantes pero en cuyas acciones no llegó a discriminar víctimas civiles ni omitir atentados que afectaban en cierto modo la economía y la vida pública del país pero generaron un rechazo total de la opinión pública; tarea que también fue facilitada por los medios de comunicación que daban menor prioridad a acciones violentas (e incluso más) de otros actores armados.

Hay que señalar no obstante la acción del ejercito y la estrategia de seguridad adoptada como causantes en su declive. Pero esta factor se facilitó con la degradación en su organización interior que sufrió un deterioro total tras su ampliación por la perdida de sus motivaciones ideológicas, corrupción y acción despótica de sus mandos medios, ensañandose con los miembros rasos quienes se encontraban en situaciones a menudo penosas.

Esto facilitó la deserción y acciones exitosas del ejercito como la operación Jaque. También la asesoría militar y logística de Estados Unidos que se aprovecharon de estas debilidades para causar golpes contundentes a esta organización que en medio del recrudecimiento de sus actos violentos llegó a cobrar víctimas y generar desplazamiento entre las poblaciones indígenas y campesinas lo cual no la diferenciaban de otros sectores armados y muy seguramente disminuyeron su apoyo social.

No parece muy probable que se acerque un proceso de diálogo si consideramos a Santos seguidor fiel de las políticas de Uribe respecto al conflicto armado pero puede quizás esto modificarse en el transcurso de un cierto periodo. lo que el Colombiano se olvida y quizás nunca es consciente es que en los procesos de paz efectivos siempren siguen la eliminación de posibles nuevas alternativas políticas que surgen a partir de su gestión exitosa de estos acercamientos. Esto sin duda afectará las posibilidades de diálogo en un futuro cercano

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